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La curva del olvido

  • Por Sonia Pérez Vara
  • 02 oct, 2018

   ¿Eras de los que estudiabas el día anterior para un examen y al poco de hacerlo se te había olvidado casi todo? Si la respuesta es afirmativa no dejes de leer este post.

      Hermann Ebbinghaus (1850-1909), gracias a sus estudios sobre la medición de la memoria, dio lugar a la conocida ‘curva del olvido’, la cual nos muestra cómo desciende vertiginosamente nuestra capacidad de retener lo memorizado durante las primeras 48 horas. Por ejemplo, si estudiamos algo para un examen que tenemos al día siguiente, es posible que nos acordemos de ello para ese momento pero, si no volvemos a repasarlo, con casi total seguridad no lo recordaremos con el paso del tiempo. ¿Cuántas veces habremos oído que parece que los niños sólo estudian para el examen y después es como si les hubiesen borrado la memoria? Esto ocurre porque el aprendizaje no se ha reforzado (repasos posteriores) y no ha se ha integrado en la memoria a largo plazo, no habiéndose alcanzado el aprendizaje significativo.

Ebbinghaus demostró en uno de sus experimentos -en el que se utilizaban sílabas sin sentido-, que se olvidaba el 75% de lo aprendido al cabo de tan solo 48 horas. Esa conclusión fue apoyada por otros autores como Bloom en el año 1981.

      Estas investigaciones y otras posteriores han resultado de gran ayuda a la hora de comprender y orientar la metodología que se ha de utilizar para que los aprendizajes perduren en el tiempo. Para memorizar a largo plazo es fundamental realizar repasos periódicos al principio, pudiendo ser distanciados en el tiempo para controlar, de este modo, la curva del olvido. Se ha de dar importancia al empleo de técnicas de estudio eficaces que favorezcan el aprendizaje duradero y significativo y que, de ser posible, se adapten al estilo de aprendizaje de cada niño.

     La memoria y el aprendizaje están estrechamente relacionados. Son procesos cerebrales que dependen el uno del otro, ya que para que se produzca el aprendizaje ha de intervenir la memoria y viceversa. Podemos entender el concepto de memoria como una función neurocognitiva que se encarga de codificar, almacenar y recuperar información.  En muchos casos, damos por hecho que depende de la genética que nos haya tocado en suerte y nos olvidamos de la neuroplasticidad y de que, con un buen entrenamiento y unas técnicas de estudio adecuadas, se pueden conseguir unos resultados excelentes.

Por ejemplo, si la memorización la realizamos haciendo partícipes a varios de los sentidos (la vista, el tacto, el oído…), conseguiremos tener una experiencia multisensorial que facilitará su recuerdo, bien sea a través de la evocación de uno de los sentidos o de varios. Si, además, relacionamos los nuevos conceptos a aprender con los ya adquiridos los estaremos dotando de mayor significado, lo que facilitará su recuperación y, por tanto, su perdurabilidad.

     A continuación, se ha realizado una selección general de varias técnicas que pueden resultar de ayuda a la hora de memorizar. Eso sí, hemos de tener en cuenta factores como son el lugar y tiempo de estudio, evitar distracciones, concentración, actitud y motivación…

  • Utiliza reglas mnemotécnicas. Si quieres recordar varios datos específicos, elabora una palabra o frase con información al respecto. Pueden ser las iniciales de cada palabra (Puntos cardinales: NO SÉ –Norte, Sur, Este, Oeste) o varias palabras en una frase curiosa, por ejemplo: para recordar a los tres grandes poetas trágicos de la Grecia antigua, Eurípides no me Sofocles que te Esquilo.
  • Organizadores gráficos: para aquellas personas más visuales (que piensan y aprenden por imágenes). Una vez se disponga de gran cantidad de información, se podrán elaborar:

o   Mapas mentales: a través de una idea central, se representará cada una de las principales ideas en un      ‘brazo’, de donde colgará lo más representativo de ésta. Se pueden utilizar palabras, gráficos, símbolos o      imágenes.

o   Líneas del tiempo: representación de sucesos fechados y ordenados en una línea que puede ser vertical      u horizontal. Se suele utilizar para contenidos de áreas como ciencias sociales.

o   Organigrama: distribución jerárquica que puestos dentro de una organización. Se puede añadir      información como el nombre, el cargo, la fotografía, las fechas de nacimiento o toma de posesión del      puesto… En áreas como ciencias sociales o inglés se puede utilizar como base para realizar un árbol      genealógico.

o  Diagramas de flujo: representación gráfica de un proceso, donde se recogen todas las hipótesis y      posibles soluciones que se pueden dar en éste.

o  Diagrama de Venn: principal medio para recoger de forma gráfica diferencias y similitudes de dos o más      elementos. Su uso en varias áreas ayuda a conocer con mayor profundidad los conceptos trabajados.

o   Ishikawa, Espina de pescado o Diagramas de causa-efecto: Representación gráfica de un problema y      de sus posibles causas, simulando una estructura parecida a la de una espina de un pescado, donde la      cabeza sería el problema y cada espina sería una posible causa.

o  Telarañas: Ayuda establecer todas las relaciones posibles entre varios elementos, dando como resultado      una visión más global y rica de éstos.

o  Mapas conceptuales: Representación de manera gráfica y estructurada de los conocimientos, partiendo     de los conceptos más globales en la zona superior y más específicos en la inferior. El más extendido es el     propuesto por Novak (1988), en el que se destacan conceptos, preposiciones y palabras-enlace. Se utilizan     para casi cualquier contenido.

  • Batería de preguntas: También utilizada para la comprensión de textos, la opción de partir del objeto a estudiar para realizarse todas las preguntas posibles al respecto, facilitará el aprendizaje significativo, ya que nos involucramos directamente al elaborar cuestiones que nos puedan resultar de interés. En la búsqueda de las soluciones iremos profundizando en el tema, dando un mayor sentido al tema. Si no surge ninguna, siempre se pueden utilizar las denominadas 6W que, tomado del inglés por comenzar o contener W, recogen la información más básica: Who (Quién), What (Qué),  Where (Dónde), When (Cuándo), Why (Por qué) y How (Cómo).
  • El arte del subrayado: Siempre sin olvidar que el hecho de subrayar lo realmente importante va a facilitar en gran medida que 1) distingamos las ideas principales del texto; 2) que en los sucesivos repasos identifiquemos lo importante con un solo golpe de vista. En este apartado el tipo de subrayado es muy particular, donde hay personas que lo hacen a varios colores (identificación del color con el tipo de idea a resaltar) y otras donde solo utilizan un color.

    Pero éstas son sólo unas pocas sugerencias, de forma aislada, que se pueden utilizar. A raíz de las investigaciones actuales en el campo de la neuropsicología aplicada a la educación, se ha demostrado que lo más efectivo es realizar un estudio sobre el estilo de aprendizaje de cada persona para adecuar las técnicas de estudio, así como el trabajo de la metacognición, con el fin de potenciar el desarrollo de la memoria.

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Cada vez que hay cambio de gobierno hay dos sectores que tiemblan a la espera de los cambios que les suelen afectar de forma directa: sanidad y educación. En el presente post no se va a hablar de sanidad. Tampoco de política. El objetivo es recoger en las siguientes líneas la relación existente entre movimiento y aprendizaje.

     Seguro que hemos podido vivir de primera mano, en nuestra etapa escolar, el valor que se le daba a la educación física: esa asignatura que todos (o casi todos) aprobábamos con buena nota y que era la preferida de muchos porque no requería de que resolviéramos las tareas a través de una ecuación o de una redacción. Valorada por los alumnos y descalificada por la sociedad en general (padres, profesores…), era la asignatura que se sacrificaba en pos de otras consideradas más importantes, como las matemáticas o el lenguaje. Pero, ¿sabemos exactamente qué aporta el movimiento al aprendizaje?

   Son muchos los estudios que demuestran que, en contra de lo que pudiéramos creer, el movimiento y el aprendizaje están relacionados íntimamente. ¿Cuál es la explicación a esta afirmación? Muy sencillo. Dependiendo del tipo de movimiento que realice nuestro cuerpo éste es controlado por unas zonas del cerebro u otras. Así, los movimientos más sencillos se realizarán desde las zonas subcorticales y los más complejos serán llevados a cabo gracias a la  corteza motora. Aunque parezca increíble, son las mismas áreas que las que participan en los procesos de aprendizaje. De esta manera, si los movimientos se han trabajado, adquirido, interiorizado y automatizado de forma correcta, esa zona quedará libre para que se puedan llevar a cabo otras tareas como, por ejemplo, el proceso de adquisición de la lectura o de la escritura, básicos en la etapa escolar.
 
    Pero no solo son éstas las zonas que están involucradas en el movimiento y el aprendizaje, otras zonas como el cerebelo, el sistema vestibular o el sistema activador reticular, van a influir en aspectos como el equilibrio, la coordinación, la postura, el movimiento, la percepción espacial, la memoria o la atención. Asimismo, diversas áreas del lóbulo frontal, como son el córtex prefrontal y las zonas dorsolaterales, van a intervenir en ambos aspectos, dando lugar a la resolución de problemas, la planificación y la secuenciación de los procesos a la hora de hacer o aprender cosas nuevas.

     Por consiguiente, si se diese a la educación física y al movimiento la importancia que tiene, facilitaríamos que esas zonas cerebrales quedaran libres para otras tareas de nivel superior como son el razonamiento, la atención o el lenguaje.

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